Cambiando las formas de ahorras

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“HEMOS CAMBIADO LA mentalidad de los ahorrativos, ahora tenemos que cambiar la de los empresarios”. Son palabras de Joan Melé, que oficialmente es el subdirector comercial de Triodos Bank, pero que, según los trabajadores, es más bien el líder espiritual de la causa.

Sus palabras no sólo hablan del próximo objetivo empresarial del banco, sino que más bien hacen hincapié en el principal problema que aborda un negocio que hasta hoy ha sido un modelo de éxito: el de encontrar sectores y empresas en qué invertir el constante flujo de depósitos que entran a la entidad día detrás día.

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Desde que Triodos Bank abrió en Barcelona su oficina de Cataluña el septiembre del 2004, y posteriormente en las islas Baleares, la suya es una historia de crecimiento continuado. La crisis económica y el papel que jugaron los bancos y cajas tradicionales los impulsó y el boca-oreja ha funcionado. La entidad ha renunciado a la publicidad en medios de comunicación de masas, pero, a pesar de todo, no paran de acoger nuevos clientes. Ganan entre 2.000 y 6.000 ahorrativos cada mes, cosa que, para los veteranos del sector, es “impensable” en un momento en que las entidades sólo ganan nuevos clientes por la vía de las adquisiciones otros bancos.

Pero Triodos no vive ningún sueño en qué todo es perfecto. Todo el sector sufre las dificultades de rentabilidad lógicas en un mundo donde el producto son el dinero, y el dinero, hoy por hoy, salen casi gratuitos: los sucesivos abaratamientos impuestos por el Banco Central Europeo (BCE) afectan a todo el mundo y Triodos no es una excepción. Además, la fiabilidad de las empresas y de los clientes también es compleja en una economía que hace meses que flirtea con la deflación. La rentabilidad de Triodos Bank tiene una dificultad añadida y que rae en el centro mismo de la razón de ser del banco: su condición de banca ética. Efectivamente, Triodos Bank sigue los principios de los fundadores de la entidad, que abrieron el primero Triodos en 1980 en Holanda. Por esta razón, sólo presta dinero a entidades sociales, proyectos culturales e iniciativas ecológicas. Lo hace, además, con un modelo de transparencia total y, si presta dinero a una benzinera, los exigentes clientes de Triodos no tienen que escandalizarse: lo hacen porque la benzinera da trabajo a personas con discapacitado.

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El reto para Triodos Bank en España es, pues, encajar un crecimiento ininterrumpido con la renuncia por cuestiones de principios a sectores que a menudo son muy rentables y la necesidad de ganar dinero en un entorno muy difícil para la banca.

CRECER DE MANERA ordenada es una de las dificultades que más horas toman a los 230 trabajadores de la entidad. “No nos hay que salir a captar, nos entran millones a chorro”, dicen a la entidad. Pero esta constante entrada los plantea retos: invertirlos para obtener un beneficio, dar servicio a los nuevos clientes con una estructura muy ligera y atender las crecientes necesidades de sus ahorrativos. La situación llega en su punto que si Triodos Bank no ha abierto ni una sola oficina al Estado este año es precisamente para mirar de contener su crecimiento. A la entidad explican que posiblemente antes de acabar el año abrirán oficinas en Extremadura y Castilla-La Mancha, con lo cual ya sólo los faltarán Cantabria y la Rioja para ser a todas las comunidades. En Cataluña todavía los falta llegar a las demarcaciones de Tarragona y Lleida. La obsesión del banco es hacer un crecimiento lento y prudente para cometer los mínimos errores. Pero la realidad es que, por ahora, sus 165.000 clientes en el Estado tienen sólo 17 oficinas donde ser atendidos (una media de más de 9.700 clientes por oficina).

El que Triodos no puede controlar es el nivel de exigencia de sus clientes. Y la etapa en que no se los exigía tanto como las otras entidades ha quedado atrás. “Al principio había aquello de«que buenos nanos que son» y nos perdonaban las carencias”, admite Melé. “Pero ahora cada vez nos reclaman más cosas y mejor servicio”, explica satisfecho, porque una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios los dejaba como primeros en atención al cliente y transparencia.

Debido a este cambio de actitud en los clientes, el banco ha tenido que incorporar tarjetas de crédito con pago fraccionado, terminales TPV para tiendas, más cajeros o la hipoteca (que rebaja el tipo de interés si el cliente mejora la eficiencia energética de casa suya). De cara al año próximo, Triodos ya prepara su aplicación porque los clientes accedan desde el teléfono móvil.

La entidad tiene que financiar este crecimiento y todo su negocio prestando dinero a proyectos culturales, sociales o de medio ambiente. El esfuerzo en cuanto a este campo ha sido muy grande por una razón: el sector más rentable para Triodos era lo de las energías renovables. Y el sector fue barrido por los decretos del gobierno español, en una decisión que eliminó la industria y obligó la entidad a buscar nuevos horizontes.

La agricultura ecológica, la construcción y rehabilitación bioclimática, la eficiencia energética, el reciclaje o la biomasa han ocupado en parte este vacío. Pero Triodos ha tenido que buscar alternativas lejos de este campo. El campo cultural (escuelas, películas, obras de teatro, arte, centros de crecimiento personal, etc.) ha sido uno de los elegidos para sustituir las renovables. El mismo pasa con el sector social, con entidades dedicadas a la atención a la infancia, a la tercera edad, a las personas con discapacitados o a la exclusión social. En el banco aseguran que estos sectores son “anchísimos”, pero admiten que el problema es que a menudo confían en otras entidades. “Un particular te puede traer dos millones de euros aunque des menos interés que otro banco, pero las empresas todavía no han hecho este paso”, dice Melé.

Las dificultades para invertir en el mundo corporativo los depósitos de los clientes han provocado que el banco tenga un problema de exceso de liquidez. Triodos se niega a flexibilizar su listón de prudencia, cosa que hace posible que tengan una morosidad de sólo el 4%, casi diez puntos por debajo de la media del sector. Y por esta razón tienen más dinero de los que pueden gestionar, y llegan, como admiten desde la entidad, a invertir fuera de España parte de este exceso de fondo. Francia, donde todavía no existe Triodos, concentra parte de estas inversiones.

ESTA SITUACIÓN se ha visto agravada por el contexto macroeconómico. El abaratamiento del precio del dinero hasta el mínimo histórico del 0,05% en los tipos de interés ha llegado de bracet de otra mala noticia para un banco que tiene tantos depósitos: la decisión del BCE de grabar el dinero que las entidades aparquen en su sede. Todo ello -los valores de la entidad, su rápido crecimiento, su prudencia, la falta de sectores donde invertir y el bajo precio del dinero- se combina para hacer que la entidad tenga unos discretos resultados positivos, con unos beneficios de sólo 11,5 millones en el primer semestre de este año, una cifra baja teniendo en cuenta la baja morosidad y el constante incremento de clientes. De hecho, el ROE (rentabilidad financiera) del banco está en un 4,3%. Para acabar de recordar que ni siquiera Triodos vive al paraíso, en noviembre empezará a operar en España Fiare, otra banca ética que le hará la competencia.

Triodos, pero, no se obsesiona con los números y se concentra a reforzar un modelo que en España es insólito. Lo explica haciendo memoria un directivo del banco que llegó proveniente de una caja de ahorros. “El año 1978 había cordura: hacías tu trabajo y veías que ayudabas al proceso económico del barrio. Cumplíamos la misión de un banco en las economías domésticas. Después aquello se acabó. Y ahora hemos vuelto al 1978”. Este regreso al pasado, pero, dista mucho ser de color de rosa.